El ciclismo es un deporte en auge en los últimos tiempos, no solo como una actividad deportiva de ocio, si no que se ha convertido en algunas ciudades en un medio de trasporte habitual en mucha gente.
Como deporte lo consideramos una actividad de bajo impacto para las articulaciones, que mejora el sistema cardiovascular y que ayuda a mantener la forma física al quemar grasa, lo que ayudará a controlar el peso.
Todos los deportes tienen sus riesgo y posibilidad de producir lesiones, y el ciclismo no está exento de ello. Las lesiones que se pueden producir en el ciclismo pueden ser de dos tipos:
Traumáticas:
Dentro de este grupo lo más frecuente son las contusiones, más el 30%, que producen hematomas e inflamación local.
En segundo lugar, estarían las abrasiones y quemaduras en brazos y piernas.
Las fracturas son lesiones de mayor gravedad y que se producen en diferentes regiones anatómicas en función del apoyo en la caída; la más frecuente es la fractura de clavícula (10-20%), que muchas ocasiones requerirá tratamiento quirúrgico. Le sigue las fracturas de costillas y las fracturas de muñeca, en las que hay que prestar gran atención a la fractura de escafoides que en ocasiones puede pasar desapercibida inicialmente.
Lesiones ligamentosas son menos frecuentes, siendo la luxación acromio-clavicular la más habitual por caídas sobre el hombro.
Menos frecuentes, pero mas graves puede ser las fracturas de codo y de huesos largos, que en la mayoría de los casos requerirá tratamiento quirúrgico.
Por último, la lesión de mayor gravedad es el traumatismo craneoencefálico (TEC), que puede ir desde una leve conmoción hasta hematomas subdurales o epidurales con fracturas de los huesos del cráneo. El uso del casco es imprescindible y obligatorio como medida de protección.

Sobrecarga:
En este grupo podemos encontrar la condromalacia, que es el inicio del desgaste del cartílago rotuliano que se produce por el traumatismo repetido de bajo impacto entre la tróclea femoral y la rotula. Para prevenirlo es muy importante la posición y altura del sillín.

Las lesiones musculares y tendinosas son las frecuentes, siendo en la mayoría de los casos leves:
Tendinitis rotuliana: dolor e inflamación en el tendón por debajo del polo inferior de la rotula, en relación generalmente a la pedalada, posición del sillín adelantada y uso de grandes desarrollos.
Tendinitis cuadricipital: Dolor en la cara anterior de la rodilla por encima de la rotula y de forma más difusa, en relación al posicionamiento adelantado y altura del sillín.
Tendinitis isquiotibiales: dolor y contractura en la cara posterior del muslo en relación con una posición retrasada y alta del sillín.
Tendinitis cintilla iliotibial: dolor en cara externa de la rodilla por el roce de la banda iliotibial contra el fémur en relación a un sillín demasiado alto.
Tendinitis aquilea: dolor en la parte posterior del tobillo que cusa con inflamación y que se relaciona con sillines altos, pedal retrasado y las propias fijaciones del pedal.
Las roturas tendinosas son raras, y en general se producen en tendones degenerados con múltiples procesos inflamatorios.
Mientras que todas las tendinopatías se solucionan con cierto reposo deportivo, tratamientos médicos y de fisioterapia, y en la reanudación de la práctica modificar los posibles hechos causantes.
En cambio, las roturas tendinosas siempre requerirán tratamiento quirúrgico.
Lumbalgia: dolor en la zona lumbar, generalmente sin irradiación en las piernas, y que comienza tras un tiempo de estar pedaleando; está en relación a una hiperextensión de la columna lumbosacra que produce una sobrecarga de la musculatura paravertebral lumbar y aumenta la presión de los discos intervertebrales.
Cervicalgia: Dolor en la región posterior del cuello por una contracción de la musculatura paravertebral al mantener fija la posición de la cabeza con la mirada al frente.
Neuropatías: sensación de adormecimiento y hormigueo en la mano producida por la posición en el agarre del manillar; la más frecuente es la neuropatía cubital conocida como la parálisis del manillar.
Otra neuropatía poco frecuente es la compresión de los nervios en el pie al realizar un mal apoyo en la pedalada; esto se conoce como el síndrome del pie caliente.
Lesiones de la zona perianal: el roce del sillín y la compresión de la zona perianal puede producir lesiones que van desde leves irritaciones, quistes, foliculitis, hasta la más grave que es la compresión del nervio pudendo que inerva esta zona y los genitales. Es muy importante una buena adaptación del sillín, utilizar la ropa adecuada y la correcta higiene de la zona.