Se denomina así al proceso de degeneración o desgaste del cartílago articular debido a múltiples causas como son: microtraumatismos de repetición asociados al deporte y/o actividades que generan impactos en la rodilla, el sobrepeso, los trastornos metabólicos como la gota o condrocalcinosis, deformidades del eje de carga como son los varos o valgos acusados. Las lesiones articulares: meniscopatias, roturas de ligamentos y la fractura articular siempre evolucionarán con el tiempo a una degeneración del cartílago y por lo tanto a una artrosis de rodilla en mayor o menor medida.

¿Cúales son los primeros síntomas?
El síntoma inicial y principal a lo largo de la evolución será el dolor, que al principio será sólo tras actividades exigentes para la rodilla y que mejora tras el reposo.Al evolucionar el desgaste articular podrá presentarse derrame articular, fundamentalmente de carácter mecánico por el sobreuso de la articulación, apareciendo posteriormente rigidez y limitación progresiva del rango de movilidad de la rodilla.

¿En qué momento hay que acudir al traumatólogo? 
Siempre debemos consultar al especialista cuando aparecen síntomas que impiden o limitan nuestra calidad de vida, es decir, no poder realizar bien nuestro trabajo, no poder hacer el deporte que nos gusta, no poder pasear como la hacemos habitualmente…

¿Qué soluciones tiene esta patología?
Lo primero sería intentar prevenirla evitando el sobrepeso, evitar giro y torsiones de la rodilla con el pie fijo en el suelo, evitar posiciones mantenidas de máxima flexión. En deformidades severas del eje articular valorar estudios de la pisada en pacientes que hacen deporte. Una vez que se presenta la degeneración articular, además de lo dicho anteriormente, se evitará mantener mucho tiempo las rodillas flexionadas o en máxima extensión, evitar subir/bajar cuestas y caminos irregulares. Se puede realizar deportes como natación o bicicleta con bajas resistencias y sin forzar rango articular. Respecto a los tratamientos médicos, estos pacientes se pueden beneficiar en las fases iniciales o moderadas de los tratamientos mediante condroprotectores orales y las infiltraciones con PRGF (plasma rico en factores de crecimiento) o las infiltraciones con ácido hialurónico.Por último, siempre tendremos el recurso de la cirugía, bien para realizar una artroscopia de la rodilla  en las fases intermedias para regularizaciones meniscales, sinovectomías, desbridamientos articulares, extracción de cuerpos libres, o ya en las fases severas de artrosis que limitan la calidad de vida, nos queda el recurso de la artroplastia de la rodilla.