En el momento en el que se sufre una rotura del ligamento cruzado se escucha un chasquido. La rodilla se inflama mucho y se siente un intenso dolor. Aunque tras un breve tiempo los dolores remiten algo, en caso de volver a cargar sobre la rodilla éstos vuelven a intensificarse. Al intentar andar, la rodilla se muestra inestable e insegura. Se limita el movimiento de extensión y flexión en la rodilla.

En la mayoría de los casos se produce inflamación  en las primeras horas por el derrame hemático en la articulación.

La elección del método de tratamiento se rige por la edad y la actividad física.

En el caso de una rotura del ligamento cruzado posterior y una baja actividad física o deportiva puede resultar suficiente una tonificación muscular para lograr la recuperación funcional de la rodilla. Para descargar y estabilizar la articulación de la rodilla durante esta fase, pueden utilizarse férulas de rodilla especiales (ortesis).

Por regla general, la intervención quirúrgica se realiza en caso de rotura del ligamento cruzado anterior,  en pacientes  jóvenes  y en los que realizan una actividad física/deportiva elevada.